jueves, 4 de diciembre de 2008

Nasti de plasti


Hace ya unos 12 años que uso internet. Antes de usar internet los ordenadores para mí eran simples videojuegos. La afición y dedicación de mi padre a los ordenadores ha permitido que los haya conocido todos: spectrum, amstrad, commodore amiga... Era una privilegiada porque podía jugar a los marcianitos en casa, sin necesidad de echar 5 duros en la máquina de los recreativos.
Cuando internet llegó a nuestras vidas, era más cosa de hombres que de mujeres, así que unas pocas "machotas" nos teníamos que abrir paso en la fila de ordenadores de la biblioteca de la universidad para chatear un rato. Alguna vez incluso corrió peligro mi integridad física. Un "borinot" de los que se tenían que meter internet en vena me amenazó tras acusarme de acaparar uno de los ordenadores. "Cuando vayas por las escaleras, vigila tu espalda", me dijo al más puro estilo de la Mafia. Pero no sabía con quién se metía...
Los peores tiempos fueron los previos a la tarifa plana. Las facturas de teléfono eran astronómicas y había épocas de ley seca y batallas con mi hermana por hacernos con un ratito de chat.
Luego vino el desmadre: ciberquedadas, cibernovios, cibersexo... De alguna manera, ese anonimato que permite internet despertó en todos un lado oculto. Algunos nos sentimos más desinhibidos al hablar de nosotros mismos, otros nos reconstruimos y nos convertimos en alguien más osado o interesante... Estas facetas ocultas han ido aflorando y desarrollándose con los años. Internet ha dado muchas cosas nuevas y refrescantes a una vida clásica y sedienta de emociones. Madre mía si hubiera tenido internet con 12 años! Desde luego que no habría aprobado ni media asignatura.
También internet hizo aflorar lados oscuros de alguna gente. La red está plagada de depravados de todo tipo que utilizan esto para aprovecharse. Si hubiera tenido internet con 12 años no quiero ni pensar en cuánto pederasta y viejo verde me habría encontrado por mis ventanitas.
Hoy veo a mis alumnos de 12 años con sus facebooks, sus ipods, sus móviles de última generación. Les pregunté hace poco si sabían cuántas pesetas era un Euro. Ni idea. "Profe, un euro es un euro: 100 céntimos. ¿Pa qué nos preguntas eso?" Pues sí, ciertas cosas se quedarán para pregunta de Trivial... en la historia. Hace 12 años, en tiempos de la universidad (que parecen ayer) no había móviles y los que los llevaban parecían absurdos y ridículos, como el Agente 86 con su zapatófono. Recuerdo cuando Trini me regaló un cd rom que le habían dado con una enciclopedia porque aseguraba que pasarían siglos hasta que un ordenador entrara en su casa.
¿Pasa rápido el tiempo o es que el progreso vuela? Fuimos la generación... Fuimos. Ahora vengo de instalar una pizarra digital en clase y de una sesión de 15 minutos de gimnasia pasiva.
Volveré a hablar de este tema dentro de 12 años, no sé en qué formato, ni en qué medio, pero sí que sé que me reiré de internet, de los móviles, de los ipods, de la gimnasia pasiva y de los cacharros digitales, como me río hoy de las máquinas de escribir, las dobles pletinas y los zapatófonos.

1 comentario:

ÉCHANGE dijo...

Pues sí... yo tenía pelo cuando la revolución empezaba y era delgado... espero que cuando toque reirse de Internet los calvos no existan y pueda ser flaco comiendo jamón, carbonaras, pizzas, paellas y butifarras...