martes, 9 de diciembre de 2008

Un mal día

Óscar se despierta y se da una ducha. Se afeita y se echa aftershave. "Joder, qué guapo estoy", se dice. Aprieta la barriga delante del espejo y pone caras de foto. Luego se pasa el pulgar por los labios, como el tío del anuncio de Martini. Coge sus trastos, un zumo y se va a la universidad.

En la parada del autobús una rubia imponente se sienta junto a él. Mira impaciente el reloj y asoma la cabeza varias veces a la carretera. Óscar se hace el interesante: básicamente pone pose de tipo duro, imitando a los machotes del gimnasio.

Rubia: Perdona, ¿ha pasado ya el 12?
Óscar: El do-do-do-doce n...n...no. (corrige a una voz algo más viril) No, pasa a menos cinco.


La rubia resopla, tiene prisa.

Óscar: ¿Arquitectura?

La rubia se vuelve extrañada.

Rubia: ¿Cómo dices?
Óscar: He pensado que igual... estudias arquitectura, como llevas esos tubos para papeles...
Rubia: Oye, ¿no estarás intentando ligar conmigo?
Óscar: (atónito) ¿Qué? ¡No! ¡Qué dices! (suelta una falsa carcajada nerviosa)


Llega el autobús y la rubia sube corriendo.

Rubia: Joder, les haces una pregunta y ya se creen que te vas a ir a la cama con ellos.

Una chica con gafas que la sigue le echa una mirada de desprecio a Óscar y sube detrás. Óscar finge ante los otros pasajeros como si la cosa no fuera con él. Sube al autobús y sólo queda un sitio libre, junto a la rubia, separados por el pasillo. La rubia mira a otro lado, molesta por el atrevimiento de Óscar. Joder, es que no se puede estar buena, te entran hasta en la parada del autobús.

Óscar: Oye... perdona.
Rubia: Mira, no quiero nada contigo, ¿vale?
Óscar: No, si yo tampoco, eso te quería aclarar, que antes en la parada del autobús sólo quería dar conversación.
Chica de las gafas: ¡Ja!
Óscar: Oye, contigo no va la cosa.
Chica de las gafas: Típico...
Óscar: Vamos a ver... me aburría, ¿de acuerdo? Soy una persona sociable, hablo con cualquiera.
Chica de las gafas: ¿Y también le miras el culo a cualquiera?
Rubia: ¡Eso! Pervertido...
Óscar: ¿Qué? Yo no le he mirado el... No te he mirado.
Rubia: No te gusta mi culo, ¿no?
Óscar: No lo sé, no te lo he mirado.
Rubia:¿Qué te crees? ¿Que eres el primero que me mira el culo o me entra con preguntitas absurdas?
Óscar: Joder, pero ¿qué te pasa?
Rubia: No, ¿qué te pasa a ti?
Óscar: Ya te lo he dicho, que no quiero nada. Era una simple y estúpida conversación. Me suena tu cara, de verte en el autobús, y pensaba que podríamos charlar...
Rubia: Mierda... lo sabía.
Chica de las gafas: Qué fuerte.
Rubia: ¿Te das cuenta?
Chica de las gafas: ¿Y quién no se da cuenta?

Óscar: ¿De qué?
Rubia: Mira, perververtido. O dejas de perseguirme o te denunciaré a la policía.
Óscar: ¿Perseguirte? ¡Qué dices!
Rubia: Sí, perseguirme. Estás obsesionado conmigo, cosa que es normal, me pasa a menudo, pero hasta aquí hemos llegado. Si te vuelvo a ver en mi autobús o en mi parada o cerca de mí te denunciaré.

Óscar: Escucha, bonita, que es MI autobús y MI parada, llevo tres años cogiendo este autobús y me suena tu cara, ya está. Pero ni te sigo ni estoy obesionado contigo.
Chica de las gafas: Hay una web donde salen publicados los delincuentes sexuales que viven en tu barrio.
Rubia: Que sepas que llevo un espray en el bolso que te puede dejar ciego.
Óscar: Pero si ni siquiera me gustas. Pero nada de nada. Ni aunque te pusieras en pelotas y bailaras aquí en plan stripper me pondrías lo más mínimo.
Chica de las gafas: Lo sabía.
Rubia: Y yo, el típico gay cuya madre nunca aceptó su homosexualidad y ahora odia a las mujeres. Patético.
Óscar: Oye, que no me gustes no quiere decir que sea gay.
Chica de las gafas: Y ahora lo niega. Un clásico...
Rubia: Qué psicópata.

El autobús para y la rubia y la chica de las gafas se bajan indignadas. Óscar no se atreve a bajar, a pesar de que es su parada. El señor de bigote que había sentado junto a la rubia le echa un guiño de ojo, coqueteando con él.

Óscar: ¿Qué?
Señor de bigote: Nada... que yo también... también entiendo, ya sabes.
Óscar: No, no no no, yo no entiendo. Ellas han dicho eso, pero no, no entiendo.
Señor de bigote: Ah, bueno... Pues nada.
Óscar: ¿No intentará Usted ligar conmigo?
Señor de bigote: Uy, qué disparate. En absoluto.
Óscar: ¿Cómo que disparate? ¿No le gusto? ¿Qué problema tengo? Si soy un bomboncito. Tengo 22 años, buen cuerpo, ojos verdes...

Señor de bigote: Marrones.

El señor de bigote se baja del autobús, intentando no mirar atrás y volverse a encontrar con la expresión frustrada de Óscar.

Óscar: ¡Oiga! ¿Ni un poquito?

Continuará

(en el próximo capítulo Óscar vuelve a encontrarse con la rubia imponente e insiste en aclarar lo sucedido)

3 comentarios:

Hannah dijo...

jjijijijijiji

acaba liado con la de gafas... fijo!!

Jajajaja

Por cierto, por elprincipio te has liao y has puesto Carlos en vez de Ojjjjjjjcar.

Un beso!

Anónimo dijo...

jeje gracias. Corregido. No me decidía por un nombre. En un principio se llamó "Chaval de los dientes blancos", pero al aparecer la chica de las gafas y el señor de bigote, no me ha quedado más remedio que bautizarlo para no confundir las cosas más. En el próximo capítulo le pondré tres o cuatro nombres diferentes... y ni así os confundiréis: el tipejo es inconfundible.

ÉCHANGE dijo...

desde luego no hay quien entienda a los tipos sociales que sólo pretendemos hacer más agradable este mundo a las tias buenas.